Novi Sad es una ciudad pequeña y acogedora en Serbia, con un hermoso centro histórico que desprende un ligero encanto europeo. Sin embargo, la ciudad es tan pequeña que se puede recorrer este centro en apenas un par de horas. Por cierto, Novi Sad está ubicada en la margen izquierda del río, y Petrovaradin en la margen derecha. Puedes sentirte libre de alquilar alojamiento allí, ya que el trayecto por el puente hasta el centro de Novi Sad te llevará unos 15 minutos.
Se puede llegar fácilmente a Novi Sad en un cómodo tren de alta velocidad desde Belgrado. El billete cuesta una media de 5 dólares y el tiempo de viaje es de hasta 40 minutos.
Con tres días tuvimos suficiente para explorar completamente Novi Sad. Pasamos los días restantes bebiendo cerveza local y disfrutando de bistecs.
El valor de la fortaleza reside en sus túneles, que se extienden en varios niveles bajo tierra. Si no te dan miedo los espacios cerrados, incluso puedes hacer una visita guiada por los túneles.
Pero lo más hermoso es la vista. Por un lado, verás Petrovaradin con sus calles brillantes, casi de juguete, y por el otro lado, Novi Sad y una vista del Danubio.
A lo largo del paseo marítimo, hay una pequeña playa equipada, canchas de tenis, campos deportivos, todo rodeado de una exuberante vegetación.
Camina hasta el monumento a los ocupantes fascistas de la Segunda Guerra Mundial, quienes en las heladas de enero de 1942 fueron llevados al río y abandonados para ahogarse en témpanos de hielo con niños y ancianos. Por cierto, desde allí se abre una buena vista de la fortaleza de Petrovaradin.
Rara vez nos apegamos al mismo lugar, pero volvimos por estos postres 6 veces durante nuestro mes en Serbia.
Ofrecen alrededor de 20 sabores de knedle locales para elegir. Son bolas de masa (el olor nos recordó a los panqueques), rellenas por dentro con un relleno dulce: cremoso/queso/mermelada.
Probamos todos los sabores. Nuestros favoritos son coco, pistacho y frambuesa.
Asegúrense de tomar el tren en la ruta Novi Sad – Belgrado. ¡Nos quedamos impactados con sus nuevos trenes de alta velocidad, no habíamos visto nada igual en ningún sitio! Y ni siquiera íbamos en primera clase.
De Novi Sad a Belgrado hay unos 100 km, y nuestro tren tardó solo 36 minutos. Incluso nos dio un poco de pena dejarlo tan rápido.
